Según varias publicaciones, la mayoría de las personas que presentan complicaciones graves a raíz del COVID-19 padecen obesidad.
En los hospitales se está viendo es una relación directa entre la severidad del coronavirus y el IMC (índice de masa cor
poral). Una persona obesa puede no tener diabetes, problemas cardiacos o presión alta pero el simple hecho de ser obeso quiere decir que está menos equipado para lidiar el cor
onavirus.
Un paciente con obesidad tiene más riesgo de ser entubado y de presentar complicaciones si contrae COVID-19. Esto se debe a que la obesidad produce inflamación crónica que afecta el sistema inmune. El coronavirus causa una tormenta de citosinas que producen una reacción inflamatoria severa por lo que, el cuerpo, que ya está lidiando con una inflamación, no puede responder de la misma manera. Además, las personas con obesidad tienen problemas en los pulmones a nivel celular (sin que haya síntomas de que algo está mal) lo que afecta su respiración. Mayor cantidad de tejido graso también parece tener un impacto negativo, se está investigando si el tejido graso puede ser un reservorio para el coronavirus o para que el virus se multiplique más y/o más rápido.
A esto hay que sumarle que la grasa abdominal produce mucha presión sobre la caja toráxica, que impide una respiración normal (el pulmón no se puede expandir de manera normal). Los problemas para respirar se ven agravados por el coronavirus.
Además, existen los problemas fisiológicos y mecánicos. Las personas con obesidad tienen ya apnea del sueño (ósea falta de oxígeno), problemas cardiacos y son los más difíciles de entubar o ponerlos de lado o boca bajo (moverlos). Entubar a una persona con obesidad es más difícil porque tienen un cuello más grueso, toma más tiempo, los parámetros en el ventilador son más difíciles de calibrar. Mover un paciente con obesidad requiere 4 personas, que con la pandemia están menos disponibles.
La obesidad puede ser multifactorial, causada factores oncológicos, genéticos, ambientales y nutricionales. En estos casos, cambiar el estilo de vida no es suficiente, pero puede ser el comienzo de un gran cambio.
El primer paso es aceptar que se tiene obesidad y empezar a hacer cambios en las rutinas, como comer mejor y hacer ejercicio. Una vez que se salgamos del confinamiento será importante buscar ayuda profesional. La obesidad no es lo mismo que estar gordito, es una enfermedad crónica para la que existen tratamientos como medicamentos.
5 tips para evitar subir de peso durante la cuarentena.
1. Tratar de cocinar uno mismo y buscar recetas saludables, bajas en grasa saturadas, sodio y azúcar
2. Mantenerse activo, hacer ejercicio en casa, salir a caminar o hasta hacer la limpieza
3. No comer por aburrimiento o para manejar el estrés. Antes de abrir la alacena, preguntarse en serio tengo hambre o sólo estoy aburrida.
4. Evitar comida densa en calorías y baja en micronutrientes (comida ultra procesada)
5. Cuando tengas hambre toma agua primero, lo más probable es que sea sed.
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